LA ANSIEDAD
Parece que vivimos en la era de la ansiedad donde cada día este mal es como UN PARÁSITO DE LA MENTE, si entendemos a ésta como una prisa loca, desenfocada, absurda por llegar quién sabe a dónde a conseguir quién sabe qué. Esta ansiedad tiene que ver con el estilo de vida contemporáneo de las grandes ciudades, con las amenazas globales que enfrentamos como planeta de índole económica, ecológica y social.
Parece que nuestro mundo se ha convertido en un lugar poco propicio para la tranquilidad.
Sin embargo, la paz interna, el sosiego, tiene mucho más que ver con lo interno que con la realidad externa.
La ansiedad, como un mal hábito de la mente, impide la posibilidad del disfrute, de la relajación, de la vivencia cabal del amor a uno mismo y a los demás. La prisa, la preocupación, los agobios, las obsesiones, son la antítesis del bienestar.
Existen muchos tipos de ansiedad. En el Manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM IV-R) se consignan los diversos tipos de ansiedad. Algunos de ellos requieren para su tratamiento de fármacos y psicoterapia. De la que escribo hoy, es de esa que puede ser tratada con psicoterapia, focalizando el trabajo en descubrir los malos hábitos de la mente que pueden ser modificados si se hacen consientes y si se experimenta con nuevas formas de pensar y de actuar.
La ansiedad está asociada al perfeccionismo, a dudar sobre qué tan capaz o fuerte es uno para enfrentar la vida. Estos rasgos de la personalidad pueden remitir a un pasado donde no fue posible consolidar una seguridad básica, una autoestima saludable y un autoconcepto amoroso y realista.
El ansioso se encuentra atrapado en un círculo «detector de defectos», en donde, con un ojo microscópico, encuentra lo que está mal por mínimo que sea. Cualquier logro humano, académico, laboral, social, amoroso, es minimizado ante su falta de perfección. Esta búsqueda compulsiva de la falla se vuelve una pesadilla para sí mismo y para los demás, a quienes somete al escrutinio feroz.
La tragedia del ansioso es que así como siente que nada está bien dentro de sí mismo y que todo puede salir mal, así mismo trata a los demás, haciéndolos sentir que siempre se equivocan y que nunca lograrán hacer nada bien.
La vida es por decirlo de alguna forma, una cadena de eventos generadores de ansiedad. Todos los días alguien nos agrede, algo nos sale mal, tal vez un amigo nos traiciona, terminamos una relación amorosa, perdemos un proyecto importante, etc. Antes estos eventos, es normal perder perspectiva y sentir enojo, tristeza, impotencia y algo de caos.
Sin embargo, el ansioso no es capaz de recuperarse y esos eventos lo hacen perder la perspectiva casi de manera permanente, es decir, que su balance sobre su vida, es que todo está mal y que el mundo es un lugar lleno de amenazas y peligros.
Algunos autores sugieren hacer una tabla con dos columnas. De un lado anotar los eventos negativos que ocurrieron a lo largo del día. Del otro, anotar los eventos positivos del día. Y hacer esto todos los días a lo largo de un mes. La tendencia que arrojan algunas investigaciones es que generalmente las cosas positivas exceden a las negativas. Nos pasan más cosas buenas que malas, sólo que muchas veces no nos damos cuenta.
LA BIBLIA HABLA SOBRE LA ANSIEDAD
Mateo 6:25-26,28 y 34 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? ¿Por qué os afanáis por el vestido? Mirad los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal.
Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos; más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
1 Pedro 5:6-7 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo. Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros.
Salmo 37:3-7 Confía en Jehová y haz el bien. Habita en la tierra y apaciéntate de la fidelidad. Deléitate en Jehová, y él te concederá los anhelos de tu corazón. Encomienda a Jehovah tu camino; confía en él, y él hará. El exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Calla delante de Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo de los que prosperan en su camino, por el hombre que hace maldades.
Proverbios 12:25 La congoja abate el corazón del hombre, pero la buena palabra lo alegra.
Proverbios 17:22 El corazón alegre trae sanidad, pero un espíritu abatido seca los huesos.
Proverbios 3:5-6 Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Salmo 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso. 2 Diré yo a Jehová: «¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!»
Salmo 121:1-8 Alzaré mis ojos a los montes: ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, ni se adormecerá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu protector; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu vida. Jehová guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.
Mateo 14:31 De inmediato Jesús extendió la mano, le sostuvo y le dijo: ¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Lamentaciones 3:22-24 Por la bondad de Jehová es que no somos consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. «Jehová es mi porción», ha dicho mi alma; «por eso, en él esperaré.»
Salmo 37:1-7 No te impacientes a causa de los malhechores, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como la hierba pronto se secan, y se marchitan como el pasto verde. Confía en Jehová y haz el bien. Habita en la tierra y apaciéntate de la fidelidad. Deléitate en Jehová, y él te concederá los anhelos de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino; confía en él, y él hará. El exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Calla delante de Jehová, y espera en él.
Isaías 40:11,28-31 Como un pastor, apacentará su rebaño; con su brazo lo reunirá. A los corderitos llevará en su seno, y conducirá con cuidado a las que todavía están criando. ¿No lo has sabido? ¿No has oído que Jehová es el Dios eterno que creó los confines de la tierra? No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable. Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor. Aun los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en Jehová renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán
Isaías 43:1-3 Pero ahora, así ha dicho Jehová, el que te creó, oh Jacob; el que te formó, oh Israel: «No temas, porque yo te he redimido. Te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás; ni la llama te abrasará. Porque yo soy Jehová tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. A Egipto he entregado por tu rescate; a Etiopía y a Seba he dado por ti.
Salmo 50:15 Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás.»
Nahúm 1:7 ¡Bueno es Jehová! Es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él se refugian
Isaías 49:14–16 Pero Sion dijo: «Jehová me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.» «¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí.
Salmo 62:5 Oh alma mía, reposa sólo en Dios, porque de él es mi esperanza. 6 Sólo él es mi roca y mi salvación; es mi alto refugio; no seré movido. 7 Dios es mi salvación y mi gloria; en Dios está la roca de mi fortaleza y mi refugio. 8 Oh pueblos, esperad en él en todo tiempo; derramad delante de él vuestro corazón, porque Dios es nuestro refugio. (Selah)
Que tengas un excelente día javier.alor@outlook.com