ARREGLA TU ALTAR

ARREGLA TU ALTAR

«Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado» (1 Reyes 18:30)

altar-eliasSe cuenta que un joven había estado en el estudio bíblico el miércoles de noche en su iglesia. El pastor había hablado de escuchar y obedecer la voz del Señor. El joven no pudo evitar pensar, ¿Dios habla con la gente hoy? Después del servicio, salió con unos amigos a tomar un café y comentaron el mensaje. Varios contaron cómo Dios los había guiado en diversas oportunidades. Ya eran las 10 de la noche cuando el joven emprendió el regreso hacia su casa.

Sentado en el auto comenzó a orar: Dios, si todavía hablas con la gente… por favor háblame a mí, yo te voy a escuchar, voy a hacer todo lo que pueda por obedecerte. Mientras manejaba por la calle principal de su ciudad, tuvo un pensamiento extraño: parar y comprar un litro de leche. Sacudió la cabeza y dijo en voz alta ¿Dios, eres tú? Como no obtuvo respuesta, siguió camino hacia su casa. Pero, nuevamente el pensamiento: compra un litro de leche.

El joven recordó como el pequeño Samuel no reconocía la voz del Señor y acudía a pedirle ayuda a Elí. Está bien, Dios, en caso de que seas tú voy a comprar la leche. No parecía una prueba muy difícil de obediencia. La leche siempre es útil. Se detuvo, compró el litro de leche y siguió camino hacia su casa. Cuando estaba por pasar la calle 7, sintió de nuevo el impulso, dobla en esta esquina. Esto es una locura, pensó y pasó de largo la intersección. De nuevo, tuvo la sensación de que debía haber doblado en la calle 7. Así que en la siguiente intersección dobló y volvió hacia la calle 7. Medio en broma dijo en voz alta, OK Dios, así lo haré.

Anduvo por varias cuadras, cuando de repente sintió que tenía que parar. Estacionó y miró a su alrededor. Estaba en una zona semi-comercial de la ciudad. No era de las mejores, pero tampoco era lo peor. Los negocios estaban cerrados y la mayoría de las casas estaban oscuras, como si sus habitantes ya se hubieran ido a dormir. Otra vez sintió algo, anda y dale la leche a la gente de la casa de enfrente. El joven miró la casa. Estaba oscura y daba la impresión de que la gente se había ido o estaba durmiendo. Empezó a abrir la puerta y se volvió a sentar en el auto. Dios, esto es una locura. Esa gente debe de estar durmiendo y si los despierto se van a enojar y yo voy a quedar como un estúpido. Nuevamente sintió que debía ir y darles la leche. Finalmente, abrió la puerta del auto y dijo: Está bien, Dios, si eres tú, voy a ir y les voy a dar la leche. Si quieres que quede como un loco, está bien. Quiero ser obediente. Supongo que eso servirá de algo pero si no me contestan rápido, me voy. Cruzó la calle y tocó el timbre.

Se escuchaban ruidos que venían desde adentro. Un hombre gritó: ¿Quién es? ¿Qué quiere? Y la puerta se abrió antes de que el joven pudiera salir disparado. El hombre que abrió tenía jeans y en playera. Parecía que recién se había levantado de la cama. Tenía una mirada extraña y no parecía muy contento de ver a un extraño parado en la puerta de su casa. ¿Qué quiere? le preguntó El joven sacó la botella de leche y dijo, Aquí tiene, esto es para usted. El hombre tomó la leche y corrió por el pasillo hacia adentro hablando. Luego vio pasar a una mujer llevando la leche a la cocina. El hombre la seguía cargando un bebé en bazos. El bebé lloraba. El hombre tenía los ojos llenos de lágrimas y le dijo casi llorando: Estábamos orando. Tuvimos que pagar muchas cuentas este mes y nos quedamos sin dinero. No teníamos leche para nuestro bebé. Le estábamos pidiendo a Dios que nos muestre como conseguir leche. La esposa desde la cocina gritó: Le pedimos que mandara a un ángel con un poco de leche. ¿Es usted un ángel?

El joven buscó su billetera, sacó todo su dinero que tenía y la puso en la mano del hombre. Dio media vuelta y volvió a su auto. Las lágrimas corrían por su rostro. Se dio cuenta de que Dios todavía contesta nuestras oraciones. ¡Esto es simplemente una prueba!

EL ALTAR

En las sagradas escrituras se dan evidencias de la importancia de levantar el altar a Dios. Algunos de estos casos son:

1. ABRAHAM: «Y el Eterno se le apareció a ABRAHAM y le dijo: A tus descendientes daré esta tierra». Y Abraham edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido. Después pasó de allí a un monte al oriente de Betel, y asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Y edificó allí otro altar al Eterno e invocó el nombre del Señor» Génesis 12:7-8. «Abram, pues, removió su tienda, y fue a vivir en el encinar de Mamre, que está en Hebrón. Y edificó allí otro altar al Eterno» Génesis 13.18. «Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abrahán edificó un altar, y dispuso la leña. Ató a su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña» (Génesis 22.9)

2. ISAAC: «Entonces ISAAC edificó un altar allí, e invocó el nombre del Eterno. Y allí tendió su tienda. Y los siervos de Isaac abrieron un pozo allí» (Génesis 26.25)

3.JACOB: «Y erigió allí un altar, y lo llamó: El Dios de Israel» (Génesis 33.20) «Y edificó un altar allí, y llamó al lugar El Betel (Dios de Betel), porque allí se le había aparecido cuando huía de su hermano» (Génesis 35.7)

4. MOISÉS: «Y Moisés edificó un altar, y lo llamó: El Eterno es mi bandera» (Éxodo 17.15) «Y Moisés escribió todas las palabras del Eterno. Se levantó de mañana y edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel» (Éxodo 24.4)

ELIAS ARREGLÓ EL ALTAR DE JEHOVÁ QUE ESTABA ARRUINADO

Leamos 1 Reyes 18.30-31 «Entonces Elías dijo al pueblo: «Acercaos a mí». Y todo el pueblo se llegó a él. Y él reparó el altar del Eterno que estaba arruinado Elías tomó doce piedras, una por cada tribu de Jacob, a quien el Eterno había dicho: Israel será tu nombre Con las piedras edificó un altar en el Nombre del Eterno. Después hizo una zanja alrededor del altar, que diera cabida a dos medidas de grano.

Si tú tienes una vida arruinada lleno de pecado, lleno de maldad, lleno de problemas, no sabes que hacer, y solo has pensado quitarte la vida, sabes tienes una oportunidad

· Uno.- Que acercarte a Dios

· Dos.- Arreglar tu altar (tu corazón)

· Tres.- Arrepentirte de todo corazón

«Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, vuestro Padre Celestial los perdonará. Pero si no perdonan a los hombres, tampoco vuestro Padre los perdonará» (Mateo 6, 14-15.

ORACIÓN

Padre Santo, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Tú eres nuestro Dios y Padre. Nosotros te adoramos y bendecimos tu nombre. Te exaltamos y nos alegramos en Ti, porque eres nuestro Creador. Nosotros te damos toda honra y gloria, toda gracia y poder y te agradecemos, porque cada día nos renuevas con tu amor.

Padre, hoy, en tu presencia, queremos entregarnos y abandonarnos en tus manos. Queremos rendirnos incondicionalmente a Ti Somos tus hijos en Jesucristo, nuestro Señor. Qué bueno, Padre, que enviaste a Jesús como nuestro Salvador. Loado seas porque aceptaste el sacrificio de Jesús en la cruz y perdonaste nuestros pecados. Qué bueno, Padre, que podemos tener paz contigo por causa de Jesús y de su Sangre derramada por nosotros.

Señor Jesús, hoy, por la fe, nos colocamos a tus pies, allí en el Calvario, en el momento exacto en que orabas por nosotros pecadores y decías: «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen»

OH Señor Jesús, verdaderamente no sabemos lo que hacemos. Cuánto pecado instalado en nuestro corazón, cuanto odio, rencor, amargura, resentimiento, injurias, inclusive hacia aquellos que más tenemos que amar. Y tú nos das tu perdón.

Hoy queremos tomar ese perdón. Y por eso, arrepentidos, pedimos que tu sangre generosa venga sobre nosotros y sobre cada miembro de nuestra familia para purificarnos. En este momento nos abrimos a la acción de tu Santo Espíritu. Ven Espíritu Santo, tu que eres luz, amor divino y vida eterna.

Ven Espíritu Santo, tú que eres luz, amor divino y vida eterna.

Ven Espíritu Santo y revélanos todas las raíces de muerte instaladas en nosotros por causa del pecado. Danos esa conciencia del pecado, esa convicción profunda de arrepentimiento, para que, ahora mismo, podamos acercarnos a Jesús y recibir su perdón.

¡Perdón, Jesús, Perdón¡ Nosotros te agradecemos y te bendecimos porque tu Sangre redentora, que nos purifica de todo mal, está fluyendo sobre nosotros. Tu perdón está viniendo a nuestro corazón. Estamos siendo renovados por tu amor.

Bendito seas Señor, por este momento de gloria en que nos reconcilias con el Padre a través de tu Sangre. Amén, Señor, Aleluya¡

Señor Jesús, pedimos que, en el poder de tu espíritu Santo, tu reveles a cada uno de nosotros las amarguras y resentimientos que aún habitan en nuestro corazón.

Y ahora, Señor Jesús, tomados de tu mano, nos acercamos a todas las personas que nos ofendieron (no olvidar incluir familiares) y perdonamos, en tu nombre, cualquiera que hayan sido las faltas que cometieron contra nosotros.

Ahora, Señor, en tu Nombre, pedimos que tu Sangre nos lave de todo odio y rencor que aún habita en nosotros.

(Y acercándonos mentalmente a todas las personas que nos hirieron, oremos, diciendo el nombre de cada una de ellas): Yo perdono a…………………. En Nombre de Jesús, le pido perdón, y lo bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gracias Señor.

(Repetimos para no olvidar a nadie, esposo, esposa, hijos, amigos, país, etc. Y para que seamos definitivamente curados, liberados y salvos):

En nombre de Jesús y en el poder de su sangre, yo lo perdono y lo bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Gracias Señor Jesús, Amén, aleluya¡¡

Que tengas un excelente día Javier.alor@outlook.com

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