LA COBARDÍA

LA COBARDÍA

Bueno, sin que suene a pelea, sobre la palabra «cobardes», meditaremos sobre estos  sentimientos, virtudes, valores, malas mañas o como quieran llamarlo, que nos acompañan quieran o no, en nuestro viaje en el Tren de la Vida.

Los cobardes:

  • ¿Por qué consideramos cobarde a alguien o a nosotros mismos?
  • ¿Es la cobardía el escape fácil de nuestros miedos?
  • ¿Es una debilidad, una fortaleza, una habilidad?.

La sencilla y clara definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua es: cobardía. (De cobarde). Falta de ánimo y valor.

La palabra Cobarde, usada como adjetivo, nos indica, según el diccionario, una acción o persona pusilánime, sin valor ni espíritu. Este ultimo adjetivo, suena rudo! Pusilánime; esa palabrita está como cargadilla de veneno, ¿no? Pero bueno, volviendo a lo que nos ocupa hoy, la cobardía parece ser una cualidad bajo la cual nadie quisiera ser conocido. Sin embargo, algunos refranes populares nos dicen que «Más vale cobarde vivo, que valiente muerto» o la frase que dice «Los cobardes viven, los valientes mueren» parecieran querernos decir que la cobardía pudiera ser conveniente en algunos casos, cuando de salvar nuestra vida se trata. Sin embargo, en nuestra analogía del día de hoy, veamos la Cobardía como un vagón que es parte del Tren de la Vida, en el cuál nos hemos subido por lo menos alguna vez…o estamos allí, ¿muy cómodos todo el tiempo? También pudiéramos decir que es como una maleta o accesorio que llevamos con nosotros, y lo usamos cuando lo creemos conveniente o nuestro instinto de conservación nos dice…¡¡HUYE!! o ¡¡PÍNTATE DE INVISIBLE!!

Huir. Ese es a veces un dilema, huir, o no huir, es como una capa multiuso, bien sirve para salir volando de un lugar, al mejor estilo de Superman, o al estilo Harry Potter, hacerse invisible.

Se usa para huir de lo que considera peligroso, evitar confrontaciones o huir sencillamente porque no queremos cambiar, o enfrentar un realidad.

Esto se pone medio psicológico…Vamos en el vagón que decidimos abordar, y resulta que a ese vagón le suenan las tuercas, se le dañó el aire acondicionado, no hay asientos, están llenos, hay muchas personas agresivas, de mal humor, frustradas, pero ese es el vagón que usamos siempre, porqué cambiar o viajar en otro, ¿si éste es el que conoce nuestra ruta?

Es aquí, en este momento, que abrimos la maleta, y sacamos la capa, y nos escondemos bajo ella…HOCUS POCUS! Inmobilus!! No nos movemos, ni respiramos para no ser notados y creemos y actuamos como seres invisibles, mudos, ciegos y sordos, rogando que el tren se apure para llegar a nuestro acostumbrado destino y volver a subirse más tarde en el mismo Vagón de la Costumbre.

Se necesita Valor para cambiar, y la cobardía más usual es aquella que nos dice que no lo hagamos, que puede ser peligroso, que no tiene sentido, que es arriesgado, en fin una serie de razones y juicios que hacen dudar y decidirse al final por vestir la capa de la invisibilidad ante aquellas situaciones que no tenemos el valor para cambiar o rechazar.

Cuántas veces nos hemos encontrado en esas situaciones en nuestra vida emocional, laboral, familiar o social, con las cuales no nos sentimos conformes, satisfechos o muchas veces en completo desacuerdo, pero no, preferimos hacernos los impotentes, o  la más pobrecita.

Por eso después nos dicen: oye pero es que a ti te gusta la mala vida!! Y lo que somos es cobardes, sí cobardes, porque para cambiar se necesita valor, para cambiar la vieja y pesada maleta cargada de excusas donde llevamos la capa de la invisibilidad por una nueva o sencillamente por ninguna, para explorar otra ruta y para pasar la página despegándonos del pasado o de culpas, se necesita valor y voluntad.

Sin ser pusilánimes, todos somos cobardes de una otra forma. Ahora, hagámonos un auto examen y piensa qué maleta llevas a cuestas o en que vagón te subes todos los días, y pensemos:

¿Es eso lo que queremos? Sacúdete, despéinate, llora, ríe pero no seas cobarde….eres lo que crees que eres, un cómodo ser con poderes de invisibilidad muy oportunos o una voz que ha aprendido a decir alto y claro: ¡Ya no más!! Tú decides.

DEUTERONOMIO 20:8 Y añadirán los oficiales: «Si alguno de ustedes es miedoso o cobarde, que vuelva a su casa, no sea que desanime también a sus hermanos.»

JOEL 3:10 Forjen espadas con los azadones y hagan lanzas con las hoces. Que diga el cobarde: «¡Soy un valiente!»

DEUTERONOMIO 31:6 Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.»

CORINTIOS 16:13 Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.

Que tengas un excelente día javier.alor@outlook.com

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